Martín Gómez

Con sano orgullo, nuestra Institución lleva el nombre de un emblemático hombre, el más típico y genuino poblador de estos pagos, el paisano Martín Gómez. El cuero natural, sus herramientas de trabajo y su notable personalidad, nos hablan de un pintoresco personaje, de buen humor y agradable charla. Su sabiduría crece con los años, aún mantiene viva esas ganas de juventud, muestra su obra a quien quiera verla. Tiene fama y reconocimiento internacional. Trabajos que han dado la vuelta al mundo, habiendo obtenido numerosos premios por su oficio de soguero.
Trabaja de noche, al igual que a la mañana, porque hay un ambiente húmedo y eso ayuda a manejar mejor el material. Sus obras son el resultado de una pócima que conjuga: trabajo, paciencia y cuidado. Controla hasta el último detalle. No lo apuren si lo quieren sacar bueno. Un encargue puede demorar hasta seis meses. Martín afirma: "Yo trabajo con cuero natural y lo ablando a golpes, no le echo ninguna química y puede durar 500 o 1000 años". En familia, tanto hijo, como  hermanos siguieron su camino. También ellos, se destacan en esta actividad.

Atrás queda “El Espartillar” y aquel lejano 11 de noviembre de 1918. Su padre puestero y 17 hermanos. El niño que sintió verdadera vocación por el arte del trenzado. El viejo galpón de la estancia, su lugar de juego. Tal vez en ese espacio los pequeños deditos tocaron por primera vez un lazo, iniciando la mágica relación entre el maravilloso trabajo artesanal y su habilidad. Don Martín recibió por parte del gobernador Felipe Solá, en marzo de 2003, una condecoración, declarándolo: “Primer Maestro Artesano.” También Gómez, en al año 2005 fue declarado: “Patrimonio Viviente” y el rancho donde mora: “Patrimonio Cultural e Histórico”, por la Municipalidad de General Paz y el Honorable Concejo Deliberante, de acuerdo al proyecto “Identidad Pampeana”.

Autodidacta, creativo, un hombre que ha triunfado merecidamente. Su familia es un ejemplo de laboriosidad. Martín se dedica plenamente a su cuarto de sogas. Delicados trenzados, bozales, maneas y lazos son su especialidad. Pero también fue el mentor de un sinfín de juegos que ha creado con habilidad. Nadie lleva la cuenta de las exposiciones en las que participó. Nadie atesora los triunfos, surgidos de su indiscutible sapiencia. Sólo él sabe que quedan aún senderos por recorrer.


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